martes, 29 de noviembre de 2011

Una síntesis de mis ideas sobre los anuncios oficiales en materia de subsidios

http://www.clarin.com/opinion/ideas-detras-decisiones_0_599940061.html


Las ideas detrás de las decisiones

29/11/11 La eliminación progresiva de los subsidios generalizados a los servicios públicos supone un cambio de estrategia. Se vuelve a plantear el debate sobre la focalización de las políticas sociales, que tantas críticas motivó en la década del ‘90.

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Dentro de un marco de escaso debate, antes y después del acto electoral, el gobierno logró imponer un importante punto en la agenda : hay que hacer algo con los subsidios. Vale entonces desmenuzar un poco el argumento.
En primer lugar no carece de valor reconocer que es un análisis que

domingo, 27 de noviembre de 2011

Reportaje para LA NACION 27-11-2011

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Estatización sin el debate de los 80 y 90

Las empresas públicas fueron protagonistas principales de dos décadas de la vida argentina: los 80 y los 90. En ambos momentos, por motivos diferentes. En el primer caso, caracterizadas por el fuerte déficit que arrastraban y por el deficiente servicio que prestaban; en el segundo, por el debate sobre la privatización de la mayoría de ellas.
En 2000, el Estado creció en ese sector y el gasto público para solventarlas se disparó. Sin embargo, la sociedad siguió al margen del debate sobre la conveniencia o no de mantener las cosas en este estado. Ahora el Gobierno parece querer deshacerse de lastres y mira a algunos usuarios como posibles aportantes a financiar el déficit.
Javier Lindenboim es economista de la Universidad de Buenos Aires e investigador del Consejo de Investigaciones (Conicet). Dice que actualmente hay un proceso en marcha, la quita de subsidios a

De la preocupación sobre la mejor manera de seleccionar beneficiarios de los subsidios hacia la reflexión sobre la orientación de las políticas fiscales

Entrevista de Damián Glanz y Damian Nabot, Domingos de ideas, FM 106.7 Millenium

jueves, 24 de noviembre de 2011

Creación de empleo, desempleo y subsidios, tienen relación?

Reportaje de Omar López, Mate Amargo, Radio Provincia

Más sobre subsidios, ideología y futuro

Reflexiones a partir de mi participación en un programa de televisión (Plan M, Canal 26, 23-11-11)

Cuando llegué al estudio estaba en el aire el bloque en el que el conductor entrevistaba a Claudio Casparrino (un joven economista de Carta Abierta) y al Dr. Ricardo López Murphy.
Las ideas que aparecían y, más aún, las que subyacían eran muchas y muy ricas.
Por eso cuando nos tocó el turno al economista de GESTAR y a mí que íbamos en el último bloque y ante la pregunta hacia el futuro de la nueva gestión presidencial, no pude evitar retomar de algún modo los temas precedentes.

En efecto, necesité exponer el asombro que tengo ante los innumerables comentarios, sólo a veces fundados, en torno de lo equitativo o no equitativo del esquema vigente hasta ahora y sobre el cual los anuncios oficiales parecen indicar un cambio de rumbo.

Lo cierto es, de todos modos, que aún con el segundo anuncio según el cual luego de algunos barrios de la Capital y zonas del conurbano, a la totalidad de los usuarios se nos aplicará la respectiva tarifa sin subsidio. Sólo aquellos que "acrediten" la condición de merecedores del apoyo se les mantendría sin saberse tampoco la manera en base a la cual se realizará tal certificación.
Pero aún con todo eso, según los anuncios ministeriales, se alcanzaría un ahorro del orden de los cuatro mil millones de pesos es decir poco más del 5% del monto global de subsidios estatales.
Pero lo que más me asombra es que no se ponga sobre el tapete un aspecto conceptual que me parece crucial: si hubo una característica de la política social de los noventa fue lo que en la jerga de los especialistas se conoce como focalización. La primera tarea es identificar a los "necesitados" y a ellos otorgarles ayudas o ventajas que se definan. En cambio, en los años dos mil, la orientación predominante y de la que se ha hecho gala en todos estos años fue la opuesta: cada vez más el predominio de un criterio universalista.
Desde tal punto de vista el problema no es que "todo el mundo" pague un precio más bajo por cierto bien o determinado servicio. Lo equitativo debería aparecer en la instancia de la gestión impositiva.
Pero allí es donde es muy clara la demora. Tanto en 1999 como en 2003 los candidatos triunfantes habían prometido profundas reformas fiscales de carácter progresista. Obviando al gobierno de la Alianza en cuya corta duración no hubo nada en tal sentido podemos concentrarnos del 2003 para aquí. No hubo siquiera algún proyecto de ley ni el intento de atajo de un DNU aun en los primeros años en que el oficialismo contaba con las mayorías para imponer sus proyectos. Al menos para encarar su debate.

De modo que el facilismo del subsidio, obviamente generador de injusticias, no pudo ser complementado con una política fiscal efectivamente progresiva.

Entonces la sociedad espera las explicaciones de por qué lo que se nos explicaba como virtuoso y sostenedor del consumo y del crecimiento ahora debe ser reemplazado por su opuesto. Pero sin explicación racional que lo sustente.

Sin tal desarrollo argumental, muchas de las noticias de estos días parecen poco más que fuegos de artificio, incluyendo las apresuradas listas de solidarios ciudadanos que se jactan de aparecer por internet.

Después deberíamos entrar en otras cuestiones claves como los verdaderos costos de los servicios prestados, la acreditación de los destinos por parte de las empresas que los reciben, la existencia o no de mecanismos de control por parte del Estado, etc. O, si se quiere, este tema debería preceder al de la forma que los subsidios deben adquirir. De no reunirse ambas partes quedaremos sin duda a mitad de camino.

martes, 22 de noviembre de 2011

viernes, 4 de noviembre de 2011

Subsidios, universalidad y focalización. ¿La biblia y el calefón?

A raíz de los modestos anuncios de los ministros de Economía y Planificación de hace un par de días se sucedieron muchos comentarios. La mayor parte han saludado, con diverso grado de entusiasmo, tales anuncios. Es sabido que la necesidad de actuar en la línea de bajar el nivel y la incidencia de los subsidios viene siendo puesta en evidencia desde diversos ámbitos.
En la campaña electoral de 2007 (parece la prehistoria, verdad?) aparecieron algunas propuestas que rápidamente fueron catalogadas desde el gobierno como rémoras del pasado o lo que era lo mismo intentos de "volver a los noventa". Más calladamente dentro del propio gobierno, en especial al asumir la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner se planteó la importancia de actuar en tal dirección, tal como reiteradamente lo manifestó luego el entonces ministro Lousteau al punto que habrìa sido el desencadenante de la resolución 125.
A un lado y a otro del espectro ideológico o político en todos estos años aumentaron las voces en el mismo sentido siendo, hasta ahora, rechazado el planteo por las autoridades nacionales.
Sin embargo, ante el anuncio, sea desde el oficialismo para sostener la postura favorable al camino que parece inicarse presumiblemente tendiente a disminuir la envergadura de los subsidios o sea desde posturas no oficiales se han escuchado múltiples argumentaciones que pueden sintetizarse en una afirmación: parece lógico que el esfuerzo fiscal no vaya a beneficiar a quienes no necesitarían tal tipo de ayuda.
En una instancia inicial el impacto lo sentirían algunas empresas de un reducido número de actividades que como clientes de diversas prestadoras se beneficiaban de determinadas disminuciones en las correspondientes facturaciones.
Pero dado que el argumento esgrimido alude a una vocación gubernamental por desandar parte del camino de estos casi diez años últimos, es de suponer que el uno por ciento estimado en este caso como ahorro del total de las erogaciones por subsidios diversos habrá de cobrar mayor dimensión haciendo que otros beneficiarios (sólo empresas?) dejen de serlo. Esto significa, sin lugar a dudas, orientar la acción estatal en dirección de las intervenciones acotadas o circunscriptas a subconjuntos de la población que de una manera u otra sean identificados como justos y necesarios destinatarios de la intervención estatal.
En palabras concretas, es entrar al terreno de la focalización abandonando el de la universalidad.
Nos guste menos o más, parece representar un cambio significativo.
El desafío es encontrar la manera en que buena parte de las argumentaciones discursivas del presente sean compatibles con las intervenciones gubernamentales prácticas.
De lo contrario nos pasará como en el Cambalache "Igual que en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se ha mezclao la vida, y herida por un sable sin remaches ves llorar la Biblia junto a un calefón...".